Este mes de marzo hemos trabajado la temática de reciclaje y sostenibilidad, hemos contado con Claudia Franco como experta en la materia y os compartimos este breve resumen:

El reciclaje de productos y de materiales es mucho más que separar la basura en los contenedores de colores. A parte de reciclar podemos: rediseñar, reducir, reutilizar, reparar, renovar y recuperar. Estas 7 R, forman una iniciativa más integral por medio de la cual todas las personas podemos ayudar a preservar el medio ambiente, reduciendo la producción y fomentando la economía circular.

El reciclaje no es un concepto nuevo, pues desde siempre se ha intentado reparar y dar segundos usos a las cosas y desde la antigüedad se han almacenado los residuos en zonas alejadas de las personas. Durante muchos siglos se han ido destruyendo los residuos de forma más o menos proporcional a su creación, pero con la revolución industrial este equilibrio se rompió y la acumulación de residuos se disparó a principios del S XX. Con ello se empezaron a construir las primeras plantas de tratamiento de residuos, y sobre 1980 aparecieron las primeras campañas de concienciación dirigidas a la población para que se separara la basura en: material plástico, papel, vidrios y orgánicos.

A día de hoy, el reciclaje se ha convertido en un problema, vivimos en una sociedad consumista y la industria utiliza muchos productos que contaminan el medio ambiente y aunque existe una legislación, seguimos generando grandes cantidades de residuos que no se pueden reciclar y que se acumulan en nuestros mares y vertederos.

Nos sorprendieron los datos sobre la contaminación digital, no somos conscientes de todo lo que hay detrás de las nuevas tecnologías: materiales de los componentes, servidores de internet, antenas, centros de datos, cableado, transporte… Por ej.: Enviar 65 mensajes de correo electrónico equivale aproximadamente a conducir un kilómetro en coche. Cada día se envían unos 280.000 millones.

De todas maneras, también vimos que existen numerosas iniciativas sociales, como por ejemplo algunas entidades que recogen la fruta y las hortalizas que no entran al mercado por su tamaño o su aspecto, pero que realmente tienen todas sus propiedades nutricionales intactas y se convierten en macedonias, compotas… evitando que se pudran, y además dan puestos de trabajo a personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social. También vimos que existen muchísimas alternativas probadas a casi todos los problemas relacionados con el cuidado del medio ambiente y con el reciclaje.

Otro tema que surgió fue el de los intereses creados que hacen que las posibles soluciones no lleguen a implantarse y la sensación de que el peso recae siempre en los mismos, en todos nosotros a nivel individual.

En relación a esto comentamos la presencia desmedida de plásticos en todos los productos que va en contra del discurso que se emite a la sociedad, o la obsolescencia programada de los productos tecnológicos, entre muchas otras cosas….

Llegamos a la conclusión de que no podemos caer en el pesimismo colectivo, que es importante concienciarnos de la importancia de huir de la invasión de las modas consumistas y compulsivas y entender que lo mejor es consumir con moderación e intentar alargar al máximo la vida útil de los productos, reparándolos si es posible, y apoyar con nuestras compras a comercios que contribuyan a la sostenibilidad y al cuidado del medio ambiente.

Nada está perdido, siempre hay soluciones y alternativas que podemos aplicar todos y cada uno de nosotros, para que nuestro granito de arena sea como ese pequeño David que gana y vence al gran e interesado de Goliat.